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Este incremento de la resistencia a la oxidación genera también una mayor estabilidad del aceite ante su exposición a la luz -evitando que se degrade- y ante los cambios de temperatura, por ejemplo, al utilizarlo en freidora. En este caso, las moléculas antioxidantes permiten que, a pesar de los ciclos de calentamiento, el aceite conserve sus propiedades intactas.
Los investigadores precisan que la mejora de la calidad del ‘oro verde’ es uno de los efectos derivados de la adición de carotenoides, sustancias que refuerzan la protección de éste frente a agentes oxidantes como el aire, la luz o la temperatura. “El aumento de la estabilidad oxidativa está relacionado con la composición de los extractos de la microalga que hemos utilizado, la Scenedesmus almeriensis. Ésta es especialmente rica en betacarotenos y luteína, ambos reconocidos compuestos antioxidantes”, explica el investigador principal de este proyecto Ruperto Bermejo, de la Universidad de Jaén.
La presencia de estos dos pigmentos inhibe procesos como la peroxidación o degradación de los ácidos grasos. “Hemos comprobado que, al añadir al aceite los extractos enriquecidos de microalgas, disminuye significativamente la concentración de sustancias oxidantes o peróxidos que, a su vez, pueden desencadenar otra serie de procesos oxidativos, como que el aceite se ponga rancio”, continúa el experto.
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Los autores del trabajo analizaron los efectos que la adición de ambos elementos bioactivos producía en distintas variedades de aceituna. Para ello, valoraron parámetros como la composición del aceite (perfil de los ácidos grasos, pigmentos), el color, la calidad y la estabilidad oxidativa.
La elección del aceite de oliva como elemento en el que comprobar las propiedades antioxidantes de los carotenoides vino determinada por las propias características del alimento. “El aceite es una matriz grasa, es decir, un entorno que protege muy bien a estas moléculas. Hemos comprobado que, en otros medios disolventes, los carotenoides se desestabilizan, se estropean, se degradan y, por tanto, pierden sus propiedades. Sin embargo, en aceite son muy estables. Es la perfecta simbiosis: al líquido oleaginoso le viene bien los carotenoides y estos encuentran en él, el medio idóneo para su disolución”, continúa Ruperto Bermejo.
La razón de este “entendimiento” es que los aceites, dependiendo de la variedad de aceituna y de la zona de su cultivo, ya incluyen en su composición distintas trazas de carotenoides por lo que, cuando son enriquecidos con los mismos elementos, no reaccionan de manera negativa.
Además, prosigue el investigador, el aumento del consumo del aceite de oliva hace de éste el vehículo idóneo para que los carotenos se incorporen a la dieta mediterránea. “Estos compuestos bioactivos se encuentran fundamentalmente en frutas y verduras, alimentos cuya ingesta se ha reducido en los últimos años. Por lo tanto, el organismo humano puede no recibir el aporte suficiente de antioxidantes”, explica.
Beneficios para la salud
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Tras comprobar los efectos positivos que los antioxidantes tienen en el aceite, los investigadores se centran ahora en determinar cuál es la cantidad exacta que se debe incorporar para que resulte beneficioso para el organismo. “Sólo así podrá superar los procesos exigidos por las autoridades sanitarias para que el producto enriquecido llegue al consumidor”, considera.
Estas conclusiones se enmarcan en el proyecto ‘Obtención de aceites de oliva virgen enriquecidos en antioxidantes naturales procedentes de microalgas para prevención de enfermedades degenerativas humanas’ financiado por la Universidad de Jaén.
Referencia
Limóm Piedad; Malheiro, Ricardo; Casal, Susana; Gabriel Acién-Fernández; Fernández-Sevilla, José María; Rodrigues, Nuno; Cruz, Rebeca; Bermejo, Ruperto; Pereira, José Alberto. 2014. ‘Improvement of stability and carotenoids fraction of virgin olive oils by addition of microalgae Scenedesmus almeriensis extract’. Food Chemistry.Vol.175. pp. 203-211; doi: 10.1016 / j.foodchem.2014.10.150(2014).
Fuente: Fundación Descubre