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Los consumidores estamos más cerca de beneficiarnos de envases alimentarios capaces de advertirnos, con una simple señal de texto, en el caso de que el alimento envasado esté contaminado con patógenos.
La aplicación de sensores de papel que permitan realizar pruebas rápidas para la detección de determinados elementos o microorganismos, es un campo de creciente interés en sectores como la seguridad alimentaria, la práctica clínica o el medioambiente. Uno de los grandes retos de esta tecnología en desarrollo es poder producir bio-tintas adecuadas, que puedan imprimirse a alta velocidad y que permanezcan funcionales después de la impresión.
Investigadores de la McMaster University en Canadá, han desarrollado una nueva forma de imprimir biosensores de papel que, además de ser aplicables en otros sectores, también lo son dentro de la industria agroalimentaria, al permitir identificar carne, verdura, fruta o agua contaminada.
La aplicación de sensores de papel que permitan realizar pruebas rápidas para la detección de determinados elementos o microorganismos, es un campo de creciente interés en sectores como la seguridad alimentaria, la práctica clínica o el medioambiente. Uno de los grandes retos de esta tecnología en desarrollo es poder producir bio-tintas adecuadas, que puedan imprimirse a alta velocidad y que permanezcan funcionales después de la impresión.
Investigadores de la McMaster University en Canadá, han desarrollado una nueva forma de imprimir biosensores de papel que, además de ser aplicables en otros sectores, también lo son dentro de la industria agroalimentaria, al permitir identificar carne, verdura, fruta o agua contaminada.
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Esta nueva aportación dentro de las tecnologías de detección basadas en papel permite a los usuarios obtener una respuesta clara, simple y rápida, en forma de letras y simbolos, que aparece en el papel biosensor para indicar la presencia de contaminación. La sencillez de su uso hace que el sistema sea fácil y barato de implementar. Además, el método puede ser extensivo a prácticamente cualquier compuesto, ya sea una molécula, una célula bacteriana o un virus.
Utilizando las últimas tecnologías, los investigadores han desarrollado una bio-tinta acuosa compuesta de estructuras de aptámeros de ADN, que puede ser imprimida utilizando impresoras de oficina convencionales, de inyección de tinta. Las moléculas sintéticas de ADN permanecen inmobilizadas en el lugar de impresión mediante una fuerte absorción en el papel, pero mantienen suficiente mobilidad como para señalizar con fluorescencia la detección cualitativa y cuantitativa de pequeñas moléculas y proteínas diana.
El estudio ha sido publicado en la revista Chemistry
Fuentes: McMaster University
Utilizando las últimas tecnologías, los investigadores han desarrollado una bio-tinta acuosa compuesta de estructuras de aptámeros de ADN, que puede ser imprimida utilizando impresoras de oficina convencionales, de inyección de tinta. Las moléculas sintéticas de ADN permanecen inmobilizadas en el lugar de impresión mediante una fuerte absorción en el papel, pero mantienen suficiente mobilidad como para señalizar con fluorescencia la detección cualitativa y cuantitativa de pequeñas moléculas y proteínas diana.
El estudio ha sido publicado en la revista Chemistry
Fuentes: McMaster University