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La aplicación de pulsos de luz de alta intensidad tiene un gran potencial para descontaminar alimentos y las superficies con las que están en contacto. Esta tecnología puede reducir las pérdidas de cereales en grano durante su almacenamiento, gracias a la inactivación de los mohos, sin alterar las características propias del producto y afectando mínimamente su capacidad de germinación.
Esta es la conclusión de un estudio realizado con trigo por investigadores de la Universidad de Lleida (UdL), con la Universidad de Oriente de Venezuela y la Dunarea de Jos de Galati (Rumanía). Los resultados se han publicado en la prestigiosa revista Journal of the Science of Food and Agriculture .
El grupo de Nuevas tecnologías de procesamiento de alimentos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agraria (ETSEA), liderado por la catedrática Olga Martín, estudia la aplicación de flases lumínicos de muy corta duración y 20.000 veces más intensos que la luz solar para la descontaminación de alimentos.
El grupo de Nuevas tecnologías de procesamiento de alimentos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agraria (ETSEA), liderado por la catedrática Olga Martín, estudia la aplicación de flases lumínicos de muy corta duración y 20.000 veces más intensos que la luz solar para la descontaminación de alimentos.
Una tecnología que se puede aplicar al grano de cereal para mejorar su conservación durante el almacenamiento sin producir un calentamiento excesivo. Esto facilita que mantenga sus propiedades, reduciendo la incidencia de hongos que proliferan de forma natural y disminuyendo las pérdidas en postcosecha.
El estudio revela que la efectividad de los pulsos de luz de alta intensidad se debe principalmente a la fracción del espectro lumínico que contiene la radiación ultravioleta.
Los investigadores de la ETSEA Olga Martín y Robert Soliva han aplicado diversos tratamientos, con diferentes intensidades lumínicas. Los resultados demuestran que el grado de inactivación microbiana aumenta proporcionalmente con la intensidad y la duración de la exposición.
Los tratamientos más potentes, de una densidad energética de 51,2 julios por gramo, reducen un 99,99% la carga microbiana mientras la capacidad de germinación del grano se reduce menos de un 15% y no se alteran las características propias del producto.
El estudio recomienda utilizar los pulsos de luz de alta intensidad antes de almacenar los cereales y sugiere un sistema de tratamiento por lecho fluidizado, es decir, exponiendo el grano en el tratamiento mientras se encuentra suspendido en una corriente de aire, evitando así que queden zonas sin tratar.
Los investigadores de la ETSEA plantean la necesidad de llevar a cabo futuros estudios que aborden el diseño de los equipos y cámaras de tratamiento para lograr la descontaminación óptima.