NanoRETE en colaboración con la Universidad de Michigan, esta desarrollando una tecnología que permitiría a los productores poner a prueba sus propios productos, haciéndolo en menos de una hora.
El sistema, bautizado X-MARK, se basa en el uso de anticuerpos de un agente patógeno que saca una muestra a través de la atracción magnética. Las partículas separadas se colocan en un biochip, donde una corriente eléctrica reconoce al patógeno basándose en el patrón de su corriente eléctrica.
Según explico Evangelyn Alocilja, profesor de ingeniería agrícola y de biosistemas en la MSU, quien diseño las nanoparticulas del sistema, “Es muy sencillo”.
En primer lugar se obtendría una muestra liquida, en caso de alimentos sólidos se introducirían en agua destilada y dicho agua sería utilizada como muestra. A continuación, se añadiría la solución de nanoparticulas, una para cada patógeno que se desea detectar. Para finalizar, se colocaría la muestra en el biochip dejándola reposar durante cuarenta minutos.
Este sistema es capaz de detectar otras bacterias y toxinas, como la tuberculosis o el ántrax.
Se trata de una tecnología altamente sensible, detecta tan sólo 5 a 10 células por mililitro en contraposición a la mayoría de las tecnologías que tienen un umbral de 1.000 a 10.000 células por ml, es rápida y económica.
El sistema intenta reducir el coste de las pruebas, aunque podría tener un mayor ahorro de costes en el impacto a largo plazo, es decir, ayudando a prevenir la pérdida de miles e incluso millones en una retirada o un brote, además del impacto negativo sobre la marca, tal como señala Alocilja.
El producto podría llegar al mercado en aproximadamente dos años.
Según explico Evangelyn Alocilja, profesor de ingeniería agrícola y de biosistemas en la MSU, quien diseño las nanoparticulas del sistema, “Es muy sencillo”.
En primer lugar se obtendría una muestra liquida, en caso de alimentos sólidos se introducirían en agua destilada y dicho agua sería utilizada como muestra. A continuación, se añadiría la solución de nanoparticulas, una para cada patógeno que se desea detectar. Para finalizar, se colocaría la muestra en el biochip dejándola reposar durante cuarenta minutos.
Este sistema es capaz de detectar otras bacterias y toxinas, como la tuberculosis o el ántrax.
Se trata de una tecnología altamente sensible, detecta tan sólo 5 a 10 células por mililitro en contraposición a la mayoría de las tecnologías que tienen un umbral de 1.000 a 10.000 células por ml, es rápida y económica.
El sistema intenta reducir el coste de las pruebas, aunque podría tener un mayor ahorro de costes en el impacto a largo plazo, es decir, ayudando a prevenir la pérdida de miles e incluso millones en una retirada o un brote, además del impacto negativo sobre la marca, tal como señala Alocilja.
El producto podría llegar al mercado en aproximadamente dos años.