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Investigadores del Conicet de Rosario, Argentina, desarrollaron un biosensor, basado en una bacteria modificada, que detecta en tiempo real metales tóxicos en agua corriente, ríos, arroyos o napas.
La innovación tecnológica permite indicar la presencia de mercurio, plomo y cadmio en el agua, metales que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son tres de los diez más tóxicos y peligrosos para el hombre y el ecosistema. Además, reacciona frente al oro.
Mediante ingeniería genética, los científicos manipularon a la bacteria Escherichia coli para que, al detectar los metales tóxicos en agua, emita luz fluorescente, explicó a la Agencia CYTA-Leloir, Susana Checa, investigadora del Laboratorio de Transducción de Señales en Bacterias Patógenas del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR).
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La sensibilidad del biosensor es tan alta que permite detectar estos metales a niveles de partes por billón (microgramos por litro), cantidades comparables a los niveles máximos de tolerancia en agua de consumo recomendados por la OMS y otros organismos gubernamentales de Argentina y del exterior.
Sin embargo, no especifica cuál o cuáles de los metales se encuentra en la muestra, por lo cual sería ideal para una primera alerta de contaminación en cursos de agua, sobre todo en regiones alejadas de los grandes centros urbanos. “Posteriormente, esas muestras podrían remitirse a laboratorios especializados para determinar la identidad y cantidad de metales presentes”, explicó Checa, quien también es docente de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario.
En un futuro, se podría desarrollar un dispositivo transportable que contenga la bacteria modificada y que evalúe las muestras directamente en el lugar mismo de la extracción. “Nuestra intención es transferir esta tecnología, por eso hemos iniciado algunas conversaciones con grupos interesados”, destacó la investigadora.
Fuente: DiCYT
Sin embargo, no especifica cuál o cuáles de los metales se encuentra en la muestra, por lo cual sería ideal para una primera alerta de contaminación en cursos de agua, sobre todo en regiones alejadas de los grandes centros urbanos. “Posteriormente, esas muestras podrían remitirse a laboratorios especializados para determinar la identidad y cantidad de metales presentes”, explicó Checa, quien también es docente de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas de la Universidad Nacional de Rosario.
En un futuro, se podría desarrollar un dispositivo transportable que contenga la bacteria modificada y que evalúe las muestras directamente en el lugar mismo de la extracción. “Nuestra intención es transferir esta tecnología, por eso hemos iniciado algunas conversaciones con grupos interesados”, destacó la investigadora.
Fuente: DiCYT