¿Por qué es importante el yodo, y qué se puede hacer para resolver este problema de salud pública?
Nuestra relación con el Yodo
El yodo es un oligoelemento esencial para la producción de hormonas tiroideas y participa en el metabolismo energético. De los 20 a 30 mg de yodo disponibles, mas del 75% se acumula en la glandula tiroidea.
El yodo es esencial para asegurar un funcionamiento correcto del tiroides y la producción de dos hormonas que regulan numerosas funciones metabólicas, como el desarrollo de los tejidos y el crecimiento, la maduración del sistema nervioso o el mantenimiento de la temperatura corporal.
La insuficiencia de yodo da lugar a hipotiroidismo, una enfermedad caracterizada por aumento de peso, debilidad y agrandamiento de la glándula tiroides (dicho agrandamiento se denomina “bocio”).
La deficiencia de yodo constituye un importante problema de salud pública, especialmente en mujeres embarazadas, bebés lactantes y niños pequeños y en edad escolar, ya que una deficiencia prolongada durante el desarrollo provoca lesiones cerebrales irreversibles y retraso mental.
Fuentes de yodo en los alimentos
Hay muchos alimentos que no contienen yodo; en cambio, en otros, como el pescado, el marisco, las algas marinas y los productos lácteos (gracias a que se enriquecen con yodo los piensos de animales), el yodo está presente en mayores cantidades.
El yodo se encuentra preferentemente en:
- algunos tipos de pescado y mariscos,
- algas marinas.
- Leche condensada
- Huevo
- Alimentos enlatados
- Sal yodada
- Algunos colorantes artificiales (rojos y cafés)
- Rábanos
- Piña
- Cebolla
- Champiñones
- Cacahuates
- Algunos chocolates
Aunque el contenido en yodo de los alimentos difiere en función de la ubicación geográfica, a causa de las diferentes cantidades de yodo presente en los suelos y en el agua marina.
La sal yodada es una importante fuente de yodo en la dieta en todo el mundo, pero el uso de esta sal varía mucho en Europa. En los casos en los que se utiliza sal yodada en la producción de alimentos, aquellos que presentan un contenido en sal relativamente alto, como el pan, las salchichas y el queso, así como los “snacks” (tentempiés) salados y determinadas comidas preparadas, pueden contribuir notablemente a la ingesta de yodo procedente de los alimentos.
Ingestas recomendadas e ingestas reales
Las cantidades necesarias de yodo varían con la edad. En los lactantes de hasta seis meses se estima que las dosis adecuadas son de 40 microgramos al día, mientras que en los mayores de seis meses esta cantidad es de 50 microgramos. En los niños oscilan entre 70 y 120 microgramos, en función de la edad; en los adolescentes y personas adultas, la Union Europea ha establecido una ingesta diaria recomentada de 150 microgramos de yodo, estando la ingesta máxima recomendada en 600 microgramos diarios. Las mujeres embarazadas y lactantes tienen necesidades especiales: unos 200 microgramos durante el embarazo, cifra que se incrementará hasta 300 microgramos durante el periodo de amamantamiento.
En 2007, la OMS calculó que la ingesta de yodo era adecuada en 19 países europeos, lo que representaba un avance respecto a 1993, en que sólo era adecuada en 2 países4. Sin embargo, en 13 de los 40 países europeos evaluados, persistía la deficiencia de yodo.
Es necesario poner mayor énfasis en lactantes y en niños pequeños y en edad escolar, ya que se trata de una población particularmente sensible a la deficiencia de yodo. En 2004, la OMS calculó que el 43% de los niños europeos de edades comprendidas entre los 6 y los 12 años no ingerían suficiente yodo, y en un estudio llevado a cabo en el Reino Unido en 2010, con niñas en edad escolar, se encontró que el 51% de las niñas evaluadas padecían deficiencia de yodo4,5. Los vegetarianos, las personas a quienes se les han prescrito dietas bajas en sal y las personas alérgicas a los lácteos o al pescado pueden necesitar yodo adicional.
Tabla resumen de ingestas recomendadas:
- En bebés prematuros. Se recomienda una ingesta de más de 30 microgramos por kilogramo.
- De 0 a 6 años. La ingesta es de 90 microgramos.
- De 6 a 12 años. El consumo ideal es de 120 microgramos.
- Mayores de 12 años y adultos. Requieren de 150 microgramos.
- Mujeres embarazadas y lactantes. Entre 200 y 300 microgramos.
La sal yodada
La sal yodada, cuyo uso se ha generalizado, ha sido la solución más rentable y satisfactoria para la prevención y el tratamiento de la deficiencia de yodo en todo el mundo. Sin embargo, el uso de la sal yodada es obligatorio en pocos países europeos y la legislación varía de un país a otro.
En 2007, sólo 17 de 40 países europeos tenían en vigor programas nacionales en los que se promovía el empleo de sal yodada. Es posible que el uso de esta sal esté en auge, ya que en 2007 se consumía sal yodada en el 39% de los hogares de los países centroeuropeos y del Este de Europa, frente a un 27% de los hogares en 1994.
Por otro lado, los consumidores europeos ingieren menos sal, sobre todo a raíz de las iniciativas de salud pública encaminadas a prevenir la tensión arterial alta y las enfermedades cardiacas.
En los últimos 50 años, el consumo de sal en Europa se ha ido reduciendo hasta la ingesta media actual, que está en torno a 8–12 g al día, y desde el ámbito de los servicios de salud pública se han realizado recomendaciones que abogan por un consumo diario de 5–6 g6.
A la hora de dar recomendaciones resulta difícil conseguir un equilibrio entre la reducción de la ingesta de sal para prevenir enfermedades y el aumento de la ingesta de sal yodada. Además, los consumidores ingieren sal procedente sobre todo de alimentos procesados, más que sal de mesa, lo que hace necesario que la industria alimentaria asuma las regulaciones en materia de sal yodada.
Suplementos y enriquecimiento
Aunque la sal yodada es la principal solución al problema de la deficiencia de yodo existen otras alternativas.
Se han empleado con éxito suplementos de yodo en las poblaciones con mayor riesgo, como las mujeres embarazadas.
En Rumanía, el aceite yodado ha sustituido satisfactoriamente a la sal yodada, y en Italia (Sicilia) se emplea agua yodada. Mirando más allá de Europa, en China se ha añadido yodo al té, y en Guatemala y Sudán se ha probado el azúcar yodado. Además, el aumento del contenido en yodo de los piensos destinados a animales puede elevar indirectamente el contenido de yodo de los productos lácteos, de manera que, actualmente, la leche rica en yodo contribuye notablemente a la ingesta de yodo procedente de los alimentos en el Norte de Europa y en el Reino Unido4.
Alimentos que bloquean la captación de yodo: Bociogenos
Los alimentos tienen sustancias bociógenas que bloquean la captación de yodo por parte de las células tiroideas. Éste es el caso de los nabos, la mandioca, la soja y las verduras de la familia de las crucíferas (col, coliflor, coles de Bruselas, lombarda). Estas sustancias antinutritivas se inactivan mediante el calor, por lo que al cocinarlas pierden su acción nociva.
También los encontramos en el apio, las patatas, cereales como el trigo, frutos secos como nueces o castañas y frutas como el higo, los melocotones y las uvas.
He aquí un resumen de los alimentos que en caso de padecer hipotiroidismo, están desaconsejados:
- Vegetales
- Cereales:Trigo.
- Frutas y frutos secos:
Mirando al futuro
En 2010, la Red de Excelencia EURRECA (“EURopean micronutrient RECommendations Aligned”, o red europea de armonización de las recomendaciones sobre micronutrientes) denominó al yodo como uno de los diez micronutrientes más importantes sobre los que resulta necesario revisar las recomendaciones nutritivas y unificar las iniciativas y los criterios normativos7. Para el aumento de su consumo, es necesario la uniformidad de las recomendaciones y la supervisión continua.
La deficiencia de yodo sigue siendo un problema de salud pública en Europa, pero la renovada colaboración entre el sector gubernamental, la industria y los consumidores, junto con los avances en el enriquecimiento con yodo de los alimentos y la promoción, desde el ámbito normativo, del empleo de la sal yodada, sustentan grandes esperanzas de mejora.
Fuentes: